Era hora de marcharme. Un día más de locas matemáticas había culminado.
Estabas sentado con tus amigos y me acerqué a ti para despedirme, pero depositaste ese beso demasiado cerca de mis labios. Pensé que había sido un accidente, pero me equivoqué. Ese beso cambió todo entre nosotros.
By: Ana Carranza.
Deja una respuesta